En este caso Pablo Feinmann habla
sobre el campo de concentración de Auschwitz, de cómo se convirtió prontamente
en un recordatorio de vergüenza para los alemanes por las atrocidades que allí
se cometieron en contra de los judíos. En el mundo de hoy en día, donde los Derechos
Humanos están constituidos como inalienables al ser humano, la valoración de
aquellos hechos acaecidos en la Alemania nazi y sobre todo en aquel campo de concentración
se transforman casi en una situación impensable por la crueldad de los mismos. Algunos consideran que después de Auschwitz la vida fue diferente, y que se perdió una parte de la belleza del mundo, donde ya no se podría creer en un Dios completamente bueno.
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